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Mostrando entradas de 2015

LA CULPA ES DE LA O CON ACENTO

Era un examen de Matemática, el examen que determinaría si Luis lograría pasar bachillerato, si lograría rayarse la camisa con sus amigos, si lograría renunciarle a tanto número y cumplir su sueño: entrar a la facultad de letras. En ese examen, en ese lápiz, en ese borrador a la derecha de su miedo y su pupitre; estaba el destino de su próximo año o, por el contrario, el retraso y la continuación de su pesadilla con matemática. Esa piedra en el zapato; esas ecuaciones sin estrellas, ni literatura, estaban a punto de acabarse o continuar. La profesora se aproximaba colocando la hoja de los ejercicios arriba de la hoja en blanco donde empezaría a resolver los problemas. Luís comenzaba, lentamente y con los nervios afilados, a resolver cada ejercicio. La calculadora era su aliada para ese universo de números que tenían en su nomenclatura, el sello de su éxito o su derrota. Entre tantas cuentas, el lápiz fatigado pide más punta y Luis termina de escribir la palabra “solución”,

AFORISMO 1

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LA MUÑECA

I Ella, que a partir de este momento llamaremos muñeca, se enamoró como toda mujer buena de una mujer mala. Toda mujer buena debe tener al menos una historia muy triste y muñeca no es la excepción. Se enamoró de una mujer que, a partir de este momento, llamaremos la buhonera; entonces, este amor lésbico y conflictivo tiene sus escenarios en los estadios, eventos y conciertos. La muñeca en su amor errado, acompañaba a la buhonera a vender chucherías en los conciertos. Enamorada de lo emprendedora que ella podía ser, la seguía a todas partes. La buhonera era alta como una torre de parque central y fría como una nevera en la luna; la muñeca, pequeñita y vulnerable, caminaba orgullosa con ella; cabalgando en su carretilla de caballos de cauchos, que en vez de flores llevaban cocosetes y bolibomba en cajas. Cambió sus guantes de seda por unos de obrero y dejó los vestidos colgados por un jean y un arnés, ella lo prefería así; dejar de ser ella para estar junto a su amor. En los co

REFLEXIÓN

Las lágrimas de mi rostro me hicieron huelga un lunes triste, tenía todos los síntomas de una depresión y toda la disposición para llorar. En medio de mi oscuridad, dos lágrimas se me acercaron y manifestaron que lo lamentaban muchísimo, pero que no saldrían hasta que les dijera qué pasaría con ellas después de caer sobre mi rostro. Por un momento me salí de mi melancolía y reflexioné, ciertamente, ¿qué pasa con las lágrimas después de caer?, ¿qué sentido tiene ser lágrima? Quizás estén todas aprisionadas en mis ojos buscando salir, para luego no saber su paradero ¿Serán felices las lágrimas? Son kamikazes involuntarios de mis desencuentros. ¡Caramba! Mis lágrimas son como espermatozoides sin posible fecundación; corren por mí hacia la nada. Hoy quiero llorar y ellas no quieren salir; y otras veces ha pasado que ellas quieren salir, pero yo no quiero llorar. Entre tantas preguntas, no pude darle respuesta a mis subversivas lágrimas; así que estas voceras de las demás, de la

CUARTETO DE CUENTOS CORTOS

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LA PRINCESA — ¿Por qué lloras princesa? — Porque me dejó. — ¿Quién? — El sapo, se ha ido y lo extraño. Yo lo quería. — ¿Y por qué te dejó? — Por una rana… No entiendo qué tiene ella que no pueda darle yo… — Su reflejo princesa, su reflejo. EL PRÍNCIPE             — ¿Por qué tan triste, príncipe? — La princesa no me quiere, llora a su sapo… quizás él es mejor que yo. — Quizás ella no se siente princesa sino rana, quizás.                      EL SAPO —Te noto distante sapo, ¿no estás feliz con la rana? — Sí, pero aún quiero a la princesa. —Y entonces ¿por qué la has dejado? — Porque siempre he sabido que nunca llegaré a ser príncipe. LA RANA — ¿Por qué tan feliz, rana? — Cómo no voy a estarlo... — ¿Has cazado muchas moscas? — Más que eso, tengo al sapo conmigo, se lo quité a una princesa y el príncipe compite con mi sapo. FIN Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic  AQUÍ tu contribución p

PROXEMIA

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Osiel está sentado en la única silla de la habitación donde su mamá permanece hospitalizada por complicaciones respiratorias, consecuencia de su alarmante sobrepeso. Lee un libro. Lleva pantalones marrones, casi brinca pozos, que dejan ver sus medias blancas; zapatos pulidos del mismo color, camisa blanca, lentes. Es delgado como una anorexia. Su mamá, acostada y quejosa, lo llama: —Hijo, ven por favor, dame un poco de agua. Esta agonía hijo, así no se puede vivir… Osiel respira. Cierra el libro con lentitud, se acomoda la camisa y va hasta la mesa donde está el agua, la sirve e intenta dársela a su mamá; pero esta se ahoga y se confunde el agua con el sudor que le produce la dificultad para respirar. La mamá de Osiel tose, se pone roja, él se aparta y se detiene a mirar. El ahogo terco sigue molestando, entonces aprieta el botón para avisar a la enfermera, que minutos después llega: —Señora Sara, ¿qué me le pasó?, cálmese, venga… trate de poner la cabeza así.

VERDUGO

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—¡Oh no!, ¡el cielo ha quedado ciego!, ¿quién ha podido arrancarle los ojos?, ¿quién? —Yo lo hice. Le arranqué las estrellas de sus ojos; por eso se desangra de lluvia, por eso se derrama entre nosotros su sangre blanca, ¿quién lo manda de voyerista? Mirando una historia de amor que hoy es duelo y miseria, entonces, si todos lloramos, ¡pues que también paguen los testigos! Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic  AQUÍ tu contribución para el mantenimiento del blog es de gran ayuda.

NUESTRO ELEFANTE

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¿Te acuerdas mi amor de cómo nació nuestro elefante? Fue ese 15 de marzo cuando fingiste el orgasmo y te metiste a bañar para limpiarte la dignidad, la tolerancia, el hastío. Al salir, te metiste en la cama de espaldas a mí, desde entonces tu espalda se convirtió en el muro que me impedía mirarte a los ojos; el muro que de orgasmo fingido y orgasmos con otros y otras fue creciendo y, justo en medio de esa barrera, nuestro pequeño elefante: mojado de lágrimas y culpas se metió frío en nuestra cama y ahí empezamos a criarlo. Yo también lloré, lloré tu engaño y el mío… lloré tantas noches sin ti aún cuando te tenía al lado. Así empezamos a preñarnos de nuestro elefante. ¿Recuerdas sus primeros pasos?, fue al día siguiente de la primera mentira, sí. Empezamos a ver los celulares en lugar de mirar nuestros problemas y el beso en la boca se perdió como se pierden los productos de primera necesidad en nuestro país; pero seamos honestos, ambos tenemos acaparados nuestros besos en el orgu

EL METRO

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Un hombre cansado, como la paciencia de un sueldo mínimo, duerme de estación en estación. Una mujer y su hijo: ella lleva prótesis porque le falta una pierna; el niño tiene los dientes repletos de caos. Un hombre ebrio cuenta unos pocos billetes de cien, como quien hace inventario de una ruptura. Una madre; pobre y delgada, sacándole los piojos a su hija (también pobre y delgada)… se apoyan en su escasez. El hombre ebrio coquetea con la mujer que no tiene una pierna. La mujer, a quien le falta la pierna, ríe como si el hombre ebrio fuese un príncipe. El niño de los dientes repletos de caos se hace cómplice. Ahora ríen los tres. La mujer de la prótesis se sonroja; es bonita, pero le falta la pierna. El hombre ebrio es marrón, como esas cosas feas que son marrones. El niño con los dientes repletos de caos tiene la ropa sucia. La madre pobre y delgada abraza a su hija, también pobre y delgada. Parece que tienen hambre y sólo comen amor. Las estaciones

TENEMOS UNA CITA

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Me encantaría encontrarte un día y saber que al fin hallaste el amor… dentro de ti. Que me contaras cómo lo lograste, mientras miro tus uñas pintadas de vino tinto. Me encantaría encontrarte un día, invitarte un café y verte reír perdidamente enamorada de ti; controlando con elegancia tus estribos. Que me dijeras que pudiste al fin encarcelar a tus demonios y ellos, adiestrados por tu inteligencia, sólo salen bajo libertad condicional. Y así, mientras cruzas las piernas y yo pido el café, me miras y te miro; como quienes una vez se dejaron en la oscuridad y hoy se miran en la luz. Entonces, yo te observaría mientras tomas tu café: vestida de ti, perfumada de ti, llena de ti. Me encantaría ese día, sí; donde no cargues armas debajo de tus miedos. Que me digas que te diste de baja para la ira, que ya no caminas con los malos augurios de la hostilidad y que se note en tus cachetes que te quieres mucho, que decidiste amar tus pech

CIRCO

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No vagues en optimismos. No te escondas en pronombres. No te vendas en tercera persona. No sobornes a la pasión para que vote por ti. Asegúrate de que la vergüenza exponga muy bien tus miserias; admite que el éxito es una mujer que nunca te ha abierto las piernas. No abras las manos como si te gustara la libertad, mastúrbate con el premio que no tienes y dile al SENIAT que no pagaste el impuesto. Confiesa la guerra que siempre llevas por dentro y declara tus sueños en una pesadilla irreversible. Impugna tu identidad, ¡vamos! Creemos ciegamente en que no crees en ti. Córtate las manos, ¡tú puedes! Camina por la cuerda en donde pierdes el equilibrio, admite: tu idealismo es un circo. Deja tu mar de noche, tu yate y tus muertes. Y cuando ya te canses de dilucidar el éxito quizás el tiempo te premie con libros o te condene con el facebook. Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic  AQUÍ tu contrib

INFÉRNUM

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Ahí, en el peor de los infiernos; donde la identidad se te desdibuja, donde la vida te descalza en suelo ardido, donde la esperanza titubea y el frío silba para burlarse. Sí. Justo ahí.   Donde los amigos no alcanzan a llegar, donde no hay iglesias, ni farmacias. Infierno callado, lento, espeso que corta optimismos de un tajo, que pare conflictos que tortura tus arterias, y los escupe. Infierno que arropa; tus intentos, que te anestesia de fatiga y te impide gritar. Detenido en las sombras, colgando brújulas accidentadas en árboles muertos. Dejando   pedazos de relojes para que te asuste   el “a destiempo” . Infierno que te lleva al cementerio personal de objetivos   infértiles y te restriega el museo de actualizaciones felices. Sí: el peor de los infiernos te ha quitado el horizonte, te ha llenado de piedras el camino, ha prometido quedarse a madrugadas para que veas siempre sombras y espejismos. Ese infierno que te p

REPITE CONMIGO

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No sangrar en los bolígrafos, aceptar la intermitencia de mi inspiración, dispararle a las hadas sin remordimiento, creer en Dios cuando me dé la gana. Tener sexo sin sacar mi biblioteca. Eliminarme del pin, marcar como spam mi dispersión, soñar hasta que se me acabe el tiempo, hacer el amor en un escenario, hacerlo en camerinos. Morir. Sacudirme las expectativas, detonarle; herir a la violencia. Terminar el libro que no me gusta, envenenar la luna en que te inspiras. Odiarte. Cortar el cordón umbilical o saltar la cuerda con él   y cantar que no me importa. No mirarte más nunca a los ojos ¡Más nunca! Ponerle a mi bandera estrellas donde le pusieron balas, hacer con ellas un collar de ocho fusiles para adornar tu cuello de violencia y de mentira. Ver cómo frente al espejo, en un ataque de vanidad, te lo arrancas y disparas. Torturar el prejuicio, burlarme de los registros civiles, ilegalizar el matrimonio e

AFORISMOS KARLINESCOS

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"Hemos hecho el amor de tantas formas, sólo hay una en la que no hemos podido: hablando, y la verdad es culpa mía ¡No se me moja el verbo! No eyaculo una sola idea a tu lado, no se lubrica mi mente para acariciarte con palabras; para cogerte con palabras, no hay mordiscos en alguna frase, simplemente no puedo ¡Hay una impotencia intelectual terrible!" Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic  AQUÍ tu contribución para el mantenimiento del blog es de gran ayuda.

UN NOMBRE SIN GLORIA

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Karlys Guzmán nació un diez de Diciembre, la mayor de dos hermanas, oscura como su vida, alta como sus dudas y sus miedos, nació en un barrio hija de Carlos Guzmán y “Chiqui” (le decían así porque de pequeña para decir cuchi decía chiqui y así se quedó). Carlos era un hombre alto, negro, de carácter blando y trabajador; Chiqui una mujer morena, obesa, ama de casa, dueña y señora de todo cuanto se hacía en la vida de los cuatro integrantes de la familia. Chiqui ejercía su oficio desde el mandato, pues Karlys y su papá en el fondo eran quienes hacían todo. Ella se ocupaba de su hermana menor y su papá de trabajar fuera de la casa. El formato de educación que tuvo Karlys fue de ensayo y error, para su mamá ella cometía muchas equivocaciones y el precio se lo facturaba en la piel. Una vez cuando tenía ocho años y andaba con la fiebre de los tazos empezó a jugar con su prima Osmary, ambas jugaban apostando cualquier juguete codiciado. uno de ellos era el tazo número cien, el tazo de