No me quieres, lo sé. Tus silencios no encuentran donde ponerme. No quieres mis versos esperándote y a decir verdad… yo tampoco, pero tus manos interesadas parecían amarme cuando les brinde el almuerzo. Y yo sé — tranquila— que no. Yo le doy a quien no tiene para que me dé lo que me falta. Y eso no es amor, es otra modalidad de indigencia. El alma también revisa la basura. Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic AQUÍ tu contribución para el mantenimiento del blog es de gran ayuda.