REFLEXIÓN
Las lágrimas de mi rostro me hicieron huelga un lunes
triste, tenía todos los síntomas de una depresión y toda la disposición para
llorar. En medio de mi oscuridad, dos lágrimas se me acercaron y manifestaron
que lo lamentaban muchísimo, pero que no saldrían hasta que les dijera qué
pasaría con ellas después de caer sobre mi rostro.
Por un momento me salí de mi melancolía y reflexioné,
ciertamente, ¿qué pasa con las lágrimas después de caer?, ¿qué sentido tiene
ser lágrima? Quizás estén todas aprisionadas en mis ojos buscando salir, para
luego no saber su paradero ¿Serán felices las lágrimas? Son kamikazes
involuntarios de mis desencuentros. ¡Caramba! Mis lágrimas son como
espermatozoides sin posible fecundación; corren por mí hacia la nada. Hoy
quiero llorar y ellas no quieren salir; y otras veces ha pasado que ellas
quieren salir, pero yo no quiero llorar.
Entre tantas preguntas, no pude darle respuesta a mis
subversivas lágrimas; así que estas voceras de las demás, de las izquierdas y
las derechas, se fueron. Quedaron mis ojos secos, mis párpados sin vecinas. Y
fue tanta mi nostalgia que cuando las vi marcharse… lloré.
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