UNA VICTORIA EN VERANO (Karlina Fernández)
I "Hacía silencio, como lo hacen las mad res o las tías cuando saben que por ahí viene un dolor" Tenía que mudarme, era la próxima fase del sistema de asilo. Aunque mi compañera de piso se había convertido en una tía que me hacía una carne molida maravillosa y me regalaba el abrazo en: «Karli, te dejé una arepita», su hijo mayor y yo habíamos desarr ollado una irritabilidad mutua e innegable . Me sentía la hermana mayor exigiendo tratos igualitarios… el león invadido por otro león que no fregaba, no limpiaba y escupía insultos hacia el género femenino. Entonces ella, siempre madre, siempre madre nerviosa; en la última discusión le pidió a su cría que se marchara hasta que esta leona alfa lo hiciera. Pero, más allá de las discrepancias con las crías de mi compañera de piso , a ella la quise y la verdad la quiero. Es una mujer noble, sencilla. Ella me recordó a mi tribu, pasé momentos divertidísimos con ella...