LA CULPA ES DE LA O CON ACENTO
Era un examen de Matemática, el examen que determinaría si Luis lograría pasar bachillerato, si lograría rayarse la camisa con sus amigos, si lograría renunciarle a tanto número y cumplir su sueño: entrar a la facultad de letras. En ese examen, en ese lápiz, en ese borrador a la derecha de su miedo y su pupitre; estaba el destino de su próximo año o, por el contrario, el retraso y la continuación de su pesadilla con matemática. Esa piedra en el zapato; esas ecuaciones sin estrellas, ni literatura, estaban a punto de acabarse o continuar. La profesora se aproximaba colocando la hoja de los ejercicios arriba de la hoja en blanco donde empezaría a resolver los problemas. Luís comenzaba, lentamente y con los nervios afilados, a resolver cada ejercicio. La calculadora era su aliada para ese universo de números que tenían en su nomenclatura, el sello de su éxito o su derrota. Entre tantas cuentas, el lápiz fatigado pide más punta y Luis termina de escribir la palabra “solución”, ...