NATURALEZA

Delineaste las formas de mis chistes.

Trazaste con insistencia mis orgasmos.
Desde la punta de mis reflexiones hasta tu lápiz,
una hoja nos cobijó.

Yo hice silencio mientras me pintabas desnuda.

Te afincaste en mi violencia.
¿De qué color termino siendo mi sonrisa?
Quiero que, si terminas mi dibujo,
mis pecas sean estrellas que llenen
tu firmamento triste.

Por mi parte te escribí.
Resalté mi nombre en tu sexo,
escribí sobre tu plexo “nido” en mayúsculas.
Predije el hiato en los escalofríos tristes,
hice un estribillo con tu cabello salvaje.

Mi verso se intimidó con el dolor tierno de tus ojos.

Mi hoja también fue cama
que amaneció mojada de letras
que formaban tu nombre.

Quedamos manchadas de tinta;
sabiendo que “siempre” es un adverbio
al que le tenemos miedo.
Yo dejé mi poesía en tu piel
y mi piel se metió en tus dibujos.

Así nos preñamos y nos fuimos
Como buenas aves que van dejando nido
y emigran a otros vientos...
con nostalgia, tal vez, de un día
aterrizarse de nuevo.


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