LEOPARDO
Creo que una
de las cosas que más daño me ha hecho en la vida, ha sido aferrarme a los
formatos, en realidad nunca he tenido una relación de pareja estándar,
"estable," "duradera" de esas qué, van perdiendo en el
tiempo el ardor, el fuego, la intensidad, pero la cotidianidad y proyectos en
común fortalecen ese tipo de vínculo, es
como vivir en la premisa de: “Ya no te observo con vehemencia pero te
agradezco en silencio que estés remando conmigo, nuestra presencia a dúo es en
sí misma la tacita celebración.” Como
respirar, es obvio que estas viva porque justamente, respiras.
Por ello,
últimamente me he preguntado que quizás, mi error de cálculo ha sido creer que
mi "ideal” son las relaciones "estables" y duraderas, de las
de remar en silencio, de las de festejar
en la obviedad que tiene la continuación, porque el amor lo he conocido, estoy
convencida de que me han amado de forma intensa y he amado igual, y no me
refiero a simplificarlo solo en el
terreno adictivo de lo sexual, o en las palabras sublimes, si no en el amor
desde la construcción profunda, esos listones fuertes que te sostienen en el
derrumbe, de las manos que te ayudan a levantarte, de las palabras justas en el
momento correcto, del aplauso que celebra tus éxitos; he visto en la mirada de la otra
admiración y orgullo, he visto en su corazón mi nombre en habitaciones
especiales y ha sido mi ausencia desahucio y nostalgia al igual que ellas para mí.
No me he
casado, pero me he comprometido varias veces de forma tácita y voluntaria, sin
el festín en público, sin anillo ni performance, han sido acciones placenteras,
inconscientes incluso, pero genuinas.
Yo cavo hondo,
dejo mi nombre y me han dejado el suyo muy dentro, aunque ocurra luego una
predecible despedida, ¿la razón? es probable que haya una enorme discrepancia
entre lo que yo represento socialmente y lo que las mujeres que amo
representan, es probable que las elija así, porque también soy como ellas, lo
que ven en mí es lo que tienen dentro y viceversa. Los Elefantes son mamíferos
de manadas, de andar juntos, incluso de visitar a sus muertos, sin embargo, el
Leopardo no, vive en solitario y solo se junta para aparearse, por ello creo
que es importante saber quiénes somos ¿Leopardo o Elefantes?
No sé si en el
futuro llegue a tener una relación duradera de pareja, pero he dejado de buscar
el amor en los formatos incorrectos, si reviso mi vida mi vínculo más largo fue
con una persona jurídica, una empresa con la que trabajé más de 16 años, pero
no en la misma línea, no en la misma silla ni con el mismo puesto ni siquiera
en la misma área.
Entre ese
abanico de cargos en varias ocasiones renuncié, me alejé y me volví acercar,
pero en todas las vueltas e idas el vínculo fue próspero, ameno y profundamente
enriquecedor. Mi crecimiento y diversificación no fue lineal, pero igual de
valioso que las de aquellas colegas que lo hicieron de la forma convencional,
ambas formas de evolución lo son, solo qué la mía fue en zigzag y la de otras fue
en línea recta.
¿Es tóxico el
boxeo y las carreras de fórmula uno y sano el yoga y el ajedrez? es probable
que lo tóxico sea que a un boxeador lo obliguen a mantenerse quieto y a un
entrenador de Yoga dar puñetazos.
No
creo que mi predisposición al crecimiento en zigzag sea solo en materia
laboral, sí; me gusta cazar proyectos, emprendimientos, clientes, escenarios,
públicos, pero también me gustan las mujeres contradictorias, eclécticas,
bisexuales, heteros- fluidas, indecisas, inteligentes y complejas. Me gusta el frenesí de la conquista, me gusta
el instante, aspirar la vida, mudarme de país, de género, de sueños, de
preguntas, de problemas.
Me acerco a
ser amada y amar, observo y agradezco a viva voz que remen conmigo, porque
puedo ver a lo lejos el puerto donde nos vamos a separar, es como una taquicardia,
cuando el corazón acelera, cambia de ritmo, sube el volumen de sus latidos y se
pone ligeramente en peligro, siento en ese subidón el placer de estar viva y
así es que entiendo, o entendido con los años, que llegar es saber que el
objetivo era el viaje y mi viaje es más de Leopardo que de Elefante.
Karlina Fernández
Comentarios